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Introducción a la Consagración Mariana
¿POR QUÉ UN “GLORIOSO AMANECER”?
“¿Por qué se llama 33 Días hacia un Glorioso Amanecer?”. La parte de los “33 días” ya ha de estar clara – se refiere a los días de preparación – pero quizás lo de “glorioso amanecer” no lo esté tanto. Escogí esta expresión porque creo que es la que mejor capta la esencia de la consagración mariana: un nuevo modo de vivir en Cristo. El acto de consagrarse a Jesús por María marca el comienzo de un glorioso nuevo día, un nuevo amanecer, una mañana flamante en el viaje espiritual de una persona. Es un nuevo comienzo, y lo cambia todo. Experimenté un nuevo día glorioso en mi propio viaje espiritual cuando me consagré a María* por primera vez el día 8 de diciembre de 1995. Era el fin del primer semestre de mi primer año de universidad.
*A veces en este libro me referiré a la consagración mariana como una consagración “a Jesús por medio de María”; en otros momentos, como una consagración “a María”. Ambas expresiones tienen el mismo significado. Todo el propósito y misión de María es ayudar a las almas a vivir en unión con su Divino Hijo, Jesús. Ella no compite con Él. Entonces, si digo “consagración a María”, el significado completo es “a Jesús por medio de María”. De hecho, siempre que en este libro utilizo la expresión “a María” debe ser interpretada como “a María…para Cristo, para Dios, para la Trinidad”. Desde este momento voy a presuponer esto porque sería demasiado repetitivo explicarlo cada vez.
Al principio del semestre, un amigo me había regalado una copia de La Verdadera Devoción de San Luis de Montfort. Al ver las palabras en la contraportada presentando el camino “más seguro, más fácil, más corto y más perfecto” para llegar a ser santo, quedé muy entusiasmado. Pensé: “¡Eh, este es el camino que yo necesito!” Así que a pesar de tener un montón de tareas, me puse a leer. Antes de llegar a la mitad, me detuve, lo dejé y decidí firmemente hacer esa consagración. Después escogí la siguiente fiesta mariana, realicé el maratón de oración de 33 días e hice la consagración con gran fervor. Ese día cambió mi vida por completo. Veo hacia atrás y en verdad puedo decir que todo cambió. Todo se abrió. Fue una nueva mañana gloriosa en mi andar con Jesús, ahora también con María. San Juan Pablo II relata que su consagración a María le causó un efecto similar. Es más, dice que leer el libro de San Luis fue un “cambio de rumbo” en su vida. De hecho, su consagración a Jesús por María fue tan importante que adoptó como lema papal las palabras propias de San Luis de Montfort que resumen la consagración total a Jesús por María, “Totus Tuus” (“Todo Tuyo”). Además, se dice que el Papa recitaba diariamente la versión larga de la oración de consagración monfortiana. He conocido a muchas personas que se han consagrado a María y se identifican con la referencia del Papa a un “cambio de rumbo” en la vida – o, como lo dije yo, “un nuevo amanecer glorioso” en el viaje espiritual. La verdad es que sí hace una diferencia. Realmente es “el medio más seguro, más fácil, más corto y el más perfecto camino” para llegar a ser santo, lo cual me lleva a otra razón por la que escogí incluir “Glorioso Amanecer” en el título. EL AMANECER DE NUEVOS SANTOS GLORIOSOS. Como mencioné en la introducción de Consoling the Heart of Jesus, San Luis de Montfort predijo dos cosas interesantes sobre su libro, La Verdadera Devoción. Primero, dijo que después de su muerte vendrían demonios furiosos para esconder el manuscrito inédito, de manera que nadie jamás lo pudiera leer – y de hecho el manuscrito se perdió por más de un siglo después de su muerte. El santo escribió: Preveo que surgirán bestias enemigas que bramarán furiosas intentando destrozar con sus diabólicos dientes este escrito pequeño, o al menos sepultarlo en el silencio de un cofre a fin de que no aparezca jamás. 4 De Montfort también dijo que con el tiempo su manuscrito sería descubierto y publicado y que su espiritualidad mariana ayudaría a formar algunos de los más grandes santos en la historia de la Iglesia. Además, no predijo que estos santos serían pocos. Al contrario, esperaba que hubiera todo un ejército de ellos: Esta perspectiva [sobre las bestias viniendo por el manuscrito] me anima y hace esperar un gran éxito, es decir, un gran escuadrón de bravos y valientes soldados de Dios y de María, de uno y otro sexo, para combatir al mundo, al demonio y a la naturaleza corrompida en los tiempos, más que nunca peligrosos, que van a venir. 5 En este pasaje, de Montfort describe los tiempos que vendrían como “más que nunca peligrosos”. Pienso que nadie me discutiría que vivimos en tiempos peligrosos. De hecho, en muchos sentidos nuestros tiempos están marcados por una maldad sin precedentes. Pero no te preocupes porque hay buenas noticias: en tiempos de maldad sin precedentes Dios quiere ofrecernos una gracia sin precedentes. Pues, como escribió San Pablo: “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rom. 5:20). Y una de las maneras por las cuales Dios imparte su gracia superabundante en nuestros tiempos es hacer surgir a algunos de los más grandes santos. San Luis de Montfort los describe así: El Altísimo con su Santísima Madre deben suscitar grandes santos que excederán tanto más en santidad a la mayor parte de los demás Santos, cuanto sobresalen los cedros del Líbano entre los arbustos. 6 ¿Cómo puede ser esto? Los santos que han venido antes de nosotros seguramente son impresionantes. Además, la virtud y santidad de la gente de nuestros días – incluyendo al autor – no son precisamente resplandecientes. Pero eso es lo sorprendente. Dios quiere preparar a las almas pequeñas para la santidad. Lo quiere hacer según el modelo de la Inmaculada Concepción de María. Míralo así: la Inmaculada Concepción de María, la gracia por la cual fue concebida sin la mancha del pecado original, es un don increíble de misericordia. Vale mencionar que María no hizo nada para merecer esta gracia. Fue un don total – ganado por los méritos de su Hijo. Como embrión en el vientre de su madre, Santa Ana, ¡María no rezó el rosario para merecer este don! En cambio, lo recibió en el instante de su concepción, el mismo instante en el cual comenzó a existir. Así que no hizo absolutamente nada para merecerlo. Fue Dios quien tomó la iniciativa de conceder este don gratuito y maravilloso. Así es para nosotros también. Dios ofrece a las personas de nuestros tiempos un camino poderoso y eficaz para llegar a la santidad y no es porque seamos tan buenos. Más bien es porque nuestros tiempos son tan peligrosos y Dios quiere que su misericordia triunfe a través de María. Por tanto, ofrece a nuestras pobres almas pecadoras un regalo asombroso – lo que San Luis de Montfort llama un “secreto” poco conocido: Pobres hijos de María, es extrema vuestra debilidad, grande vuestra inconstancia, muy corrompida vuestra naturaleza. Lo confieso: habéis sido sacados de la masa corrompida de los hijos de Adán y Eva. Pero no os desaniméis por esto: antes bien, consolaos y alegraos; oíd el secreto que os descubro, secreto desconocido de casi todos los cristianos, aun de los más devotos. ¿Cuál es este bendito “secreto”? Es la espiritualidad de una verdadera devoción a María, una espiritualidad de consagración total a Jesús por medio de María. De eso se trata este retiro espiritual. Antes de comenzar, debo dar una explicación resumida de la consagración mariana, cuya comprensión se profundizará a lo largo de nuestro retiro.
“¿Por qué se llama 33 Días hacia un Glorioso Amanecer?”. La parte de los “33 días” ya ha de estar clara – se refiere a los días de preparación – pero quizás lo de “glorioso amanecer” no lo esté tanto. Escogí esta expresión porque creo que es la que mejor capta la esencia de la consagración mariana: un nuevo modo de vivir en Cristo. El acto de consagrarse a Jesús por María marca el comienzo de un glorioso nuevo día, un nuevo amanecer, una mañana flamante en el viaje espiritual de una persona. Es un nuevo comienzo, y lo cambia todo. Experimenté un nuevo día glorioso en mi propio viaje espiritual cuando me consagré a María* por primera vez el día 8 de diciembre de 1995. Era el fin del primer semestre de mi primer año de universidad.
*A veces en este libro me referiré a la consagración mariana como una consagración “a Jesús por medio de María”; en otros momentos, como una consagración “a María”. Ambas expresiones tienen el mismo significado. Todo el propósito y misión de María es ayudar a las almas a vivir en unión con su Divino Hijo, Jesús. Ella no compite con Él. Entonces, si digo “consagración a María”, el significado completo es “a Jesús por medio de María”. De hecho, siempre que en este libro utilizo la expresión “a María” debe ser interpretada como “a María…para Cristo, para Dios, para la Trinidad”. Desde este momento voy a presuponer esto porque sería demasiado repetitivo explicarlo cada vez.
Al principio del semestre, un amigo me había regalado una copia de La Verdadera Devoción de San Luis de Montfort. Al ver las palabras en la contraportada presentando el camino “más seguro, más fácil, más corto y más perfecto” para llegar a ser santo, quedé muy entusiasmado. Pensé: “¡Eh, este es el camino que yo necesito!” Así que a pesar de tener un montón de tareas, me puse a leer. Antes de llegar a la mitad, me detuve, lo dejé y decidí firmemente hacer esa consagración. Después escogí la siguiente fiesta mariana, realicé el maratón de oración de 33 días e hice la consagración con gran fervor. Ese día cambió mi vida por completo. Veo hacia atrás y en verdad puedo decir que todo cambió. Todo se abrió. Fue una nueva mañana gloriosa en mi andar con Jesús, ahora también con María. San Juan Pablo II relata que su consagración a María le causó un efecto similar. Es más, dice que leer el libro de San Luis fue un “cambio de rumbo” en su vida. De hecho, su consagración a Jesús por María fue tan importante que adoptó como lema papal las palabras propias de San Luis de Montfort que resumen la consagración total a Jesús por María, “Totus Tuus” (“Todo Tuyo”). Además, se dice que el Papa recitaba diariamente la versión larga de la oración de consagración monfortiana. He conocido a muchas personas que se han consagrado a María y se identifican con la referencia del Papa a un “cambio de rumbo” en la vida – o, como lo dije yo, “un nuevo amanecer glorioso” en el viaje espiritual. La verdad es que sí hace una diferencia. Realmente es “el medio más seguro, más fácil, más corto y el más perfecto camino” para llegar a ser santo, lo cual me lleva a otra razón por la que escogí incluir “Glorioso Amanecer” en el título. EL AMANECER DE NUEVOS SANTOS GLORIOSOS. Como mencioné en la introducción de Consoling the Heart of Jesus, San Luis de Montfort predijo dos cosas interesantes sobre su libro, La Verdadera Devoción. Primero, dijo que después de su muerte vendrían demonios furiosos para esconder el manuscrito inédito, de manera que nadie jamás lo pudiera leer – y de hecho el manuscrito se perdió por más de un siglo después de su muerte. El santo escribió: Preveo que surgirán bestias enemigas que bramarán furiosas intentando destrozar con sus diabólicos dientes este escrito pequeño, o al menos sepultarlo en el silencio de un cofre a fin de que no aparezca jamás. 4 De Montfort también dijo que con el tiempo su manuscrito sería descubierto y publicado y que su espiritualidad mariana ayudaría a formar algunos de los más grandes santos en la historia de la Iglesia. Además, no predijo que estos santos serían pocos. Al contrario, esperaba que hubiera todo un ejército de ellos: Esta perspectiva [sobre las bestias viniendo por el manuscrito] me anima y hace esperar un gran éxito, es decir, un gran escuadrón de bravos y valientes soldados de Dios y de María, de uno y otro sexo, para combatir al mundo, al demonio y a la naturaleza corrompida en los tiempos, más que nunca peligrosos, que van a venir. 5 En este pasaje, de Montfort describe los tiempos que vendrían como “más que nunca peligrosos”. Pienso que nadie me discutiría que vivimos en tiempos peligrosos. De hecho, en muchos sentidos nuestros tiempos están marcados por una maldad sin precedentes. Pero no te preocupes porque hay buenas noticias: en tiempos de maldad sin precedentes Dios quiere ofrecernos una gracia sin precedentes. Pues, como escribió San Pablo: “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rom. 5:20). Y una de las maneras por las cuales Dios imparte su gracia superabundante en nuestros tiempos es hacer surgir a algunos de los más grandes santos. San Luis de Montfort los describe así: El Altísimo con su Santísima Madre deben suscitar grandes santos que excederán tanto más en santidad a la mayor parte de los demás Santos, cuanto sobresalen los cedros del Líbano entre los arbustos. 6 ¿Cómo puede ser esto? Los santos que han venido antes de nosotros seguramente son impresionantes. Además, la virtud y santidad de la gente de nuestros días – incluyendo al autor – no son precisamente resplandecientes. Pero eso es lo sorprendente. Dios quiere preparar a las almas pequeñas para la santidad. Lo quiere hacer según el modelo de la Inmaculada Concepción de María. Míralo así: la Inmaculada Concepción de María, la gracia por la cual fue concebida sin la mancha del pecado original, es un don increíble de misericordia. Vale mencionar que María no hizo nada para merecer esta gracia. Fue un don total – ganado por los méritos de su Hijo. Como embrión en el vientre de su madre, Santa Ana, ¡María no rezó el rosario para merecer este don! En cambio, lo recibió en el instante de su concepción, el mismo instante en el cual comenzó a existir. Así que no hizo absolutamente nada para merecerlo. Fue Dios quien tomó la iniciativa de conceder este don gratuito y maravilloso. Así es para nosotros también. Dios ofrece a las personas de nuestros tiempos un camino poderoso y eficaz para llegar a la santidad y no es porque seamos tan buenos. Más bien es porque nuestros tiempos son tan peligrosos y Dios quiere que su misericordia triunfe a través de María. Por tanto, ofrece a nuestras pobres almas pecadoras un regalo asombroso – lo que San Luis de Montfort llama un “secreto” poco conocido: Pobres hijos de María, es extrema vuestra debilidad, grande vuestra inconstancia, muy corrompida vuestra naturaleza. Lo confieso: habéis sido sacados de la masa corrompida de los hijos de Adán y Eva. Pero no os desaniméis por esto: antes bien, consolaos y alegraos; oíd el secreto que os descubro, secreto desconocido de casi todos los cristianos, aun de los más devotos. ¿Cuál es este bendito “secreto”? Es la espiritualidad de una verdadera devoción a María, una espiritualidad de consagración total a Jesús por medio de María. De eso se trata este retiro espiritual. Antes de comenzar, debo dar una explicación resumida de la consagración mariana, cuya comprensión se profundizará a lo largo de nuestro retiro.