Cuarta Semana – San Juan Pablo II
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Dia 25 - Retiro de Maria (Segundo Dia)
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Retiro de María (Segundo Día)
Ayer comenzamos un “retiro dentro de nuestro retiro” al entrar en el retiro de María. En otras palabras, empezamos a contemplar la forma en que Jesús preparó a María para entender y abrazar enteramente su nuevo papel materno en el Reino de Dios. Hoy continuamos este retiro en las bodas de Caná, donde la mediación maternal de María brilla gloriosamente. Repasemos la escena (Jn. 2:1-12).
La madre de Jesús está presente en la fiesta de bodas y Jesús y sus discípulos también están invitados – supuestamente gracias a María. Les falta vino. María se da cuenta y le avisa a su Hijo: “No tienen vino”. Jesús parece reprenderla: “¿Qué quieres de mí, Mujer? Aún no ha llegado mi hora”. Sin embargo, María dice a los sirvientes: “Hagan lo que él les diga”. Los sirvientes siguen las órdenes de Jesús y llenan los recipientes de piedra con agua. Luego el agua se convierte en vino y los discípulos creen.
Meditemos en profundidad el comentario de Juan Pablo sobre esta escena. Sus palabras llegan al corazón del papel de María en nuestras vidas y explican por qué debemos intentar consagrarnos a ella:
En Caná se delinea ya con bastante claridad la nueva dimensión, el nuevo sentido de la maternidad de María. … Es una nueva maternidad según el espíritu y no únicamente según la carne, o sea la solicitud de María por los hombres, el ir a su encuentro en toda la gama de sus necesidades. En Caná de Galilea se muestra sólo un aspecto concreto de la indigencia humana, aparentemente pequeño y de poca importancia “No tienen vino”. Pero esto tiene un valor simbólico. El ir al encuentro de las necesidades del hombre significa, al mismo tiempo, su introducción en el radio de acción de la misión mesiánica y del poder salvífico de Cristo. Por consiguiente, se da una mediación: María se pone entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Se pone “en medio”, o sea hace de mediadora no como una persona extraña, sino en su papel de madre, consciente de que como tal puede —más bien “tiene el derecho de” — hacer presente al Hijo las necesidades de los hombres. Su mediación, por lo tanto, tiene un carácter de intercesión: María “intercede” por los hombres. No sólo: como Madre desea también que se manifieste el poder mesiánico del Hijo, es decir su poder salvífico encaminado a socorrer la desventura humana, a liberar al hombre del mal que bajo diversas formas y medidas pesa sobre su vida.
… Otro elemento esencial de esta función materna de María se encuentra en las palabras dirigidas a los criados: “Haced lo que él os diga”. La Madre de Cristo se presenta ante los hombres como portavoz de la voluntad del Hijo, indicadora de aquellas exigencias que deben cumplirse, para que pueda manifestarse el poder salvífico del Mesías. En Caná, merced a la intercesión de María y a la obediencia de los criados, Jesús da comienzo a “su hora”. En Caná María aparece como la que cree en Jesús; su fe provoca la primera “señal” y contribuye a suscitar la fe de los discípulos.
El hecho de Caná de Galilea nos ofrece como una predicción de la mediación de María, orientada plenamente hacia Cristo y encaminada a la revelación de su poder salvífico.89
Me gustaría destacar algunos puntos importantes de este pasaje para que reflexionemos. (1) No por necesidad sino por elección de Dios, “la esclava del Señor”, que hace perfectamente la voluntad del Padre, tiene el “derecho” como madre y mediadora de señalarle a su Hijo las necesidades de los hombres. ¿No deberíamos recurrir con nuestras necesidades e intenciones a una Madre de Misericordia tan poderosa? (2) María necesita servidores que obedecerán sus palabras: “Hagan lo que él les diga”. ¿Estamos preparados para ser sus servidores para que Jesús pueda iniciar su “hora” en nuestro día? (3) Las palabras “Hagan lo que él les diga” aclaran que el papel de María está orientado “plenamente hacia Cristo” y tiende a la revelación de su poder salvífico. Por lo tanto, la mediación de María está en unión con la única mediación de Jesucristo, nuestro Salvador, y subordinada a ella.
Oración del día:
Ven, Espíritu Santo, que habitas en María.
Recuérdame que te pida la intercesión poderosa de María en momentos de necesidad.
Ayer comenzamos un “retiro dentro de nuestro retiro” al entrar en el retiro de María. En otras palabras, empezamos a contemplar la forma en que Jesús preparó a María para entender y abrazar enteramente su nuevo papel materno en el Reino de Dios. Hoy continuamos este retiro en las bodas de Caná, donde la mediación maternal de María brilla gloriosamente. Repasemos la escena (Jn. 2:1-12).
La madre de Jesús está presente en la fiesta de bodas y Jesús y sus discípulos también están invitados – supuestamente gracias a María. Les falta vino. María se da cuenta y le avisa a su Hijo: “No tienen vino”. Jesús parece reprenderla: “¿Qué quieres de mí, Mujer? Aún no ha llegado mi hora”. Sin embargo, María dice a los sirvientes: “Hagan lo que él les diga”. Los sirvientes siguen las órdenes de Jesús y llenan los recipientes de piedra con agua. Luego el agua se convierte en vino y los discípulos creen.
Meditemos en profundidad el comentario de Juan Pablo sobre esta escena. Sus palabras llegan al corazón del papel de María en nuestras vidas y explican por qué debemos intentar consagrarnos a ella:
En Caná se delinea ya con bastante claridad la nueva dimensión, el nuevo sentido de la maternidad de María. … Es una nueva maternidad según el espíritu y no únicamente según la carne, o sea la solicitud de María por los hombres, el ir a su encuentro en toda la gama de sus necesidades. En Caná de Galilea se muestra sólo un aspecto concreto de la indigencia humana, aparentemente pequeño y de poca importancia “No tienen vino”. Pero esto tiene un valor simbólico. El ir al encuentro de las necesidades del hombre significa, al mismo tiempo, su introducción en el radio de acción de la misión mesiánica y del poder salvífico de Cristo. Por consiguiente, se da una mediación: María se pone entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Se pone “en medio”, o sea hace de mediadora no como una persona extraña, sino en su papel de madre, consciente de que como tal puede —más bien “tiene el derecho de” — hacer presente al Hijo las necesidades de los hombres. Su mediación, por lo tanto, tiene un carácter de intercesión: María “intercede” por los hombres. No sólo: como Madre desea también que se manifieste el poder mesiánico del Hijo, es decir su poder salvífico encaminado a socorrer la desventura humana, a liberar al hombre del mal que bajo diversas formas y medidas pesa sobre su vida.
… Otro elemento esencial de esta función materna de María se encuentra en las palabras dirigidas a los criados: “Haced lo que él os diga”. La Madre de Cristo se presenta ante los hombres como portavoz de la voluntad del Hijo, indicadora de aquellas exigencias que deben cumplirse, para que pueda manifestarse el poder salvífico del Mesías. En Caná, merced a la intercesión de María y a la obediencia de los criados, Jesús da comienzo a “su hora”. En Caná María aparece como la que cree en Jesús; su fe provoca la primera “señal” y contribuye a suscitar la fe de los discípulos.
El hecho de Caná de Galilea nos ofrece como una predicción de la mediación de María, orientada plenamente hacia Cristo y encaminada a la revelación de su poder salvífico.89
Me gustaría destacar algunos puntos importantes de este pasaje para que reflexionemos. (1) No por necesidad sino por elección de Dios, “la esclava del Señor”, que hace perfectamente la voluntad del Padre, tiene el “derecho” como madre y mediadora de señalarle a su Hijo las necesidades de los hombres. ¿No deberíamos recurrir con nuestras necesidades e intenciones a una Madre de Misericordia tan poderosa? (2) María necesita servidores que obedecerán sus palabras: “Hagan lo que él les diga”. ¿Estamos preparados para ser sus servidores para que Jesús pueda iniciar su “hora” en nuestro día? (3) Las palabras “Hagan lo que él les diga” aclaran que el papel de María está orientado “plenamente hacia Cristo” y tiende a la revelación de su poder salvífico. Por lo tanto, la mediación de María está en unión con la única mediación de Jesucristo, nuestro Salvador, y subordinada a ella.
Oración del día:
Ven, Espíritu Santo, que habitas en María.
Recuérdame que te pida la intercesión poderosa de María en momentos de necesidad.
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